Si nadie antes ha sido capaz de hacerlo en la historia será por algo… Jon Rahm afronta esta semana un desafío tan apasionante como mayúsculo. Este jueves arranca el Tour Championship, la gran Final de la FedEx Cup, el último torneo de la temporada en el circuito americano. Si gana conquistará la FedEx Cup y se convertirá en el primer jugador de la historia que lo logra al primer intento, además obviamente de Tiger Woods cuando ganó la FedEx Cup inaugural allá por 2007.
Pero hay más. Jon se metería en la historia por la puerta grande y con una precocidad insultante. No en vano, el golfista de Barrika es el más joven de los treinta contendientes de la gran Final. Es lógico, con este escenario, que muchos ojos estén puestos en él, entre otras cosas porque es el único que ha sumado tres top 5 en los tres playoffs que se llevan disputados.
Rahm ha conseguido el objetivo que se propuso al empezar los playoffs de la FedEx. Quería llega a la Final de Atlanta entre los cinco primeros. Y así lo ha hecho. Esto significa que depende única y exclusivamente de sí mismo para levantar la copa de la FedEx Cup y embolsarse el que probablemente es el cheque más famoso de la historia del deporte, los diez millones de dólares. Si gana será campeón. No hay más cuentas que hacer. Pondría un broche de oro y diamantes a una temporada de ensueño.
La Final de la FedEx Cup se disputa en el recorrido East Lake de Atlanta, un magnífico escenario, muy exigente, donde para ganar hay que jugar muy bien. Los más viejos del lugar aseguran que quien levanta el trofeo el domingo es porque ha sido el mejor durante la semana. Hay que jugar muy sólido de tee a green, evitar los grandes errores y andar fino en los greenes, duros y rápidos como el cristal. Hasta aquí, la teoría, ahora queda lo más difícil, la práctica. Rahm, en cualquier caso, llega preparado, listo para la última gran batalla en Estados Unidos.
El resultado ganador en East Lake se suele mover por debajo del doble dígito. Una buena noticia para el buen momento de forma que atraviesa Jon.