Jon Rahm ha debutado en la Ryder Cup con victoria. Victoria suya en el individual y, lo que aún es más importante, victoria de equipo sobre Estados Unidos (17,5 frente a 10,5).
Un sueño hecho realidad. No se puede pedir mucho más para un rookie. O sí, porque seguro que Jon aún tiene clavada la espina de los dos partidos por parejas (fourballs), junto a Justin Rose e Ian Poulter, que perdió el viernes y el sábado.
Sea como fuere, siempre dicen que lo que más cuesta conseguir más gusto da cuando se logra. A Jon le costó sumar su primer punto en la Ryder Cup, pero lo hizo en un escenario inmejorable, el domingo, jugando el cuarto partido, después de que Europa no hubiera podido ganar ninguno de los tres primeros, y frente a Tiger Woods, la leyenda, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, si no el mejor.
Rahm ganó por 2 y 1 en el hoyo 17. Jamás fue por detrás en el marcador, aunque fue un duelo muy duro. El de Barrika ganó el hoyo 1 y a partir de ahí siempre mandó en el partido hasta que Tiger empató con un eagle en el hoyo 9 y un birdie en el 12. La reacción de Jon en ese delicado momento fue extraordinaria. Ganó el 13 y 14 de manera consecutiva, frenando a Woods.
No obstante, lo mejor aún estaba por llegar. Fue en el hoyo 17. Rahm pega un drive descomunal al centro de la calle y un espléndido segundo tiro. Se deja un putt de birdie de metro y medio para terminar de abrochar el partido. No había más que hablar. Su hoyo 17 fue espectacular, sobre todo porque venía de haber fallado un putt corto en el 16, permitiendo que Tiger se volviera a poner a uno.
Tras embocar el putt en el 17 lo celebró por todo lo alto y rompió a llorar de emoción. Se quitó en encima toda la presión de una semana durísima. Una experiencia que jamás olvidará, arropado por toda su familia, sintiendo el aliento de todos. Rahm ya ha hecho su debut en la Ryder. Una experiencia que nunca olvidará. La primera de muchas. Que nadie lo dude…