Jon Rahm ha conseguido este domingo en Dubai lo que ningún otro español logró desde 1991. Lo que ningún otro español ha podido hacer desde Severiano Ballesteros.
Rahm ha ganado el DP World Tour Championship, último torneo de la temporada del European Tour, y ha conquistado la Race to Dubai. Primer español que lo hace en 28 años. Segundo después de Seve Ballesteros. El de Barrika hace historia con sólo 25 años y en su tercera temporada como profesional, compaginando el European Tour con el PGA Tour y disputando apenas 13 torneos a este lado del Atlántico. Simplemente grandioso.
“Estoy aquí para ganar torneos y dejar mi huella”, aseguraba ayer Rahm poco después de levantar los dos trofeos del día. No hay ninguna duda. Lo de ganar torneos se le da muy bien. No en vano es la novena victoria de su carrera, la sexta en el European Tour, la cuarta Rolex Series y la segunda Final de Dubai. En los tres años completos que lleva como profesional ha ganado nueve veces. Nadie lo ha hecho en más ocasiones que él y sólo lo igualan Dustin Johnson y Justin Thomas en este periodo. Simplemente fabuloso.
Rahm ha ganado el DP World Tour Championship con una actuación fabulosa. Nuevamente se ha encontrado bien en el Earth Course de Jumeirah de principio a fin. Ha estado brillante desde el tee toda la semana y demoledor con el putt cuando tocaba. Se ha impuesto con cuatro vueltas de 66, 69, 66 y 68 golpes para un total de -19. Acabó con un golpe de ventaja sobre Tommy Fleetwood, su gran rival el domingo por ganar la Race to Dubai, y dos sobre Mike Lorenzo Vera, su compañero en el partido estelar.
Su despliegue en los greenes en la última jornada resultó extraordinario. Arrancó el día con el acelerador a fondo, embocando desde todas las distancias en el primer tercio de la vuelta. Al paso por el hoyo 7 marchaba con cinco bajo par en el día y cerca de 40 metros de putt enchufados. Parecía que el torneo sería un camino de rosas a partir de ahí, pero más bien aparecieron las espinas. Una bola inugable en el 8 y dos tripateos inoportunos en el 9 y en el 15 estrecharon mucho la situación, hasta el punto de que salió al hoyo 18 con la necesidad de hacer birdie para ganar.
“Es lo que siempre había soñado desde pequeño cuando entrenaba en Larrabea… Quería llegar a un domingo con la necesidad de hacer birdie para ganar el torneo, mucho más un torneo tan importante como éste. Es lo que pensé en el tee del hoyo 18 y eso me dio muchísima calma”, explicó después. Una fabulosa sacada de búnker en el 18 y un putt de un metro cuesta arriba certificaron el birdie que necesitaba y la doble victoria histórica.
La huella de Jon es cada día que pasa más profunda.