Jon Rahm ha firmado cuatro rondas por debajo de 70 golpes, ha finalizado con -21 y ha estado hasta los últimos nueve hoyos del domingo peleando por la victoria en el Desert Classic. No se le puede pedir mucho más a una defensa del título.
Sí, claro, podría haber ganado, pero la realidad es que no estuvo nada lejos. Apenas los detalles, algún que otro putt que se le escapó, fueron los responsables de que no volviera a levantar el triunfo de nuevo en California. El Desert Classic es el antiguo CareerBuilder Challenge, un torneo que se juega en formato Pro-Am en tres campos diferentes y que supone el estreno del PGA Tour en Estados Unidos en 2019.
Rahm ha estado toda la semana en los puestos de arriba. Se ha codeado con los líderes, aunque siempre le faltó una última marcha para poder dar caza al liderato. Una vez más, los putts. Se le escaparon algunos que a la postre son definitivos para lograr la victoria. No hay nada que objetar a su juego largo. Más bien al contrario. Ha brillado con luz propia. De hecho, ha sido el mejor del torneo desde el tee, una señal magnífica para su siguiente parada en el PGA Tour, el Farmers Insurance Open que arranca este jueves en San Diego.
Rahm finalizó el torneo con un acumulado de -21, sólo un golpe más del resultado que el año pasado le hizo campeón. Acabó a cinco golpes del ganador, el rookie Adam Long, y a cuatro de Phil Mickelson, el jugador que dominó el torneo de jueves a sábado, aunque no pudo coronarlo finalmente con un triunfo en la última jornada.
El balance de Rahm esta semana es una vez más muy poderoso: ha hecho 26 birdies y ha cometido únicamente cinco bogeys. Es su cuarto top ten consecutivo y el trigésimo de su carrera en los grandes circuitos en apenas 67 torneos como amateur y profesional.