Jon Rahm ha puesto punto y final a la temporada en Estados Unidos con un broche de oro. El de Barrika buscaba el de platino y diamantes, la victoria final en la FedEx Cup, pero no ha podido ser.

En cualquier caso, nada puede empañar su sensacional temporada americana.

Jon peleó por la victoria en la FedEx hasta la última brazada, el último torneo, el último aliento. Sólo se descolgó de la lucha en la segunda ronda del Tour Championship de East Lake. Es decir, a falta únicamente de 36 hoyos para acabar un largo año.

Después de un inicio de torneo más que prometedor, Jon se dejaba mucho terreno con una segunda ronda de 72 golpes. Volvió a recuperar fuelle en la tercera con una tarjeta de 68, pero la victoria ya se había quedado muy lejos. En los últimos 18 hoyos, jugados en una maratoniana jornada dominical por la suspensión del juego el sábado por tormenta eléctrica, no terminaron de salirle bien las cosas y firmó otro 72 que lo dejó finalmente en el puesto duodécimo de la FedEx Cup.

El balance del año en el PGA Tour tiene que ser nuevamente sobresaliente. Ha logrado una victoria en el Zurich Classic y su peor resultado desde el US Open de Pebble Beach ha sido, precisamente, la duodécima posición en la Final de la FedEx. Granito puro.

Tres temporadas lleva en el PGA Tour y en las tres ha llegado a la Final de la FedEx. El primer año acabó quinto, en 2018 fue 23º y este año ha terminado duodécimo. El balance es más que satisfactorio.

Se acabó Estados Unidos, pero aún quedan cosas interesantes para rematar la temporada en Europa. Jon va a jugar el BMW PGA Championship en Wentworth y el Open de España, donde defiende título. Además, está muy bien colocado para ganar la Race to Dubai, algo que no consigue ningún golfista español desde Severiano Ballesteros.

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