Jon Rahm es una pieza cada vez más grande y reluciente de la historia del golf español. El golfista de Barrika ha ganado este domingo el Memorial Tournament del PGA Tour, que se ha disputado en el recorrido Muirfield Village Golf Club de Ohio, y se ha encaramado por primera vez en su carrera al Número Uno del mundo. Seve Ballesteros había sido el único español en lograr esta gesta antes que Jon y ocurrió hace más de 30 años.
Rahm ha conseguido muchas cosas este domingo. Ha ganado su cuarto torneo en el PGA Tour (quinto si sumamos el Hero World Challenge que no es oficial) y su undécimo como profesional. Se ha impuesto en la casa de Jack Nicklaus, que es algo que siempre imprime carácter. Ha vencido en unas condiciones durísimas, con los greenes y calles firmes como hacía tiempo no se veía en el Circuito Americano, con viento, lluvia… Ha conquistado el triunfo con una jornada final donde rubricó nueve hoyos magistrales. No se puede jugar mucho mejor de como lo ha hecho él en ese tramo. Además, suma su cuarta temporada ganando al menos un torneo en el PGA Tour, algo que está al alcance de muy pocos. No ha faltado a su cita con el triunfo desde que se hizo profesional. Impresionante.
Como decimos, el triunfo de Jon en el Memorial ha sido la consecuencia de jugar a un nivel altísimo en todas las parcelas del juego, sólo así se puede vencer en un campo preparado de manera tan exigente como el Memorial. Su juego largo ha sido extraordinario, especialmente desde el tee, con el putt ha vuelto a brillar de manera consistente como antaño y su juego corto nunca falta a la cita cuando se le necesita.
Rahm ha vencido con cuatro vueltas 69, 67, 68 y 75 golpes. La ronda del sábado fue una de las mejores de su carrera, en unas condiciones muy duras y jugando al golf como los ángeles. Esto le permitió salir el domingo con cuatro golpes de ventaja, a los que añadió cuatro más tras unos nueve primeros hoyos de fábula el último día. No se puede jugar mucho mejor al golf, pleno de concentración y seguridad en sí misma. Quería compromiso en sus golpes y lo ha tenido de manera sobrada.
Ha afrontado los nueve últimos hoyos con ocho golpes de ventaja y aún ha tenido que sufrir en los nueve finales para amarrar la victoria. En el máximo nivel nadie regala nada. Dos malos hoyos (10 y 11) han provocado que la clasificación se apriete con Ryan Palmer, aunque en realidad Jon nunca tuvo menos de tres golpes de ventaja, una sólida diferencia.
El de Barrika despejó cualquier duda con un golpe antológico, de esos que quedan grabados para siempre en los archivos de los torneos. Embocó un chip sensacional en el hoyo 16 para birdie y sentenció el torneo, aunque después ese birdie se convirtiera en bogey por culpa de una penalidad (su bola se movió mínimanente cuando estaba preparando el golpe). Ese approach delicioso fue el broche de oro a una victoria enorme, con sabor a Grande, o al menos como perfecta antesala a ganar un Major, su próximo gran objetivo tras ser Número Uno del mundo.
La escena final en el green del hoyo 18, saludado por Jack Nicklaus, anfitrión del torneo, es la guinda a una semana de película. Victoria, Número Uno y bendecido por el más grande. No se puede pedir mucho más.