Jon Rahm finalizó el CareerBuilder Challenge del PGA Tour en el puesto 34º. Primer torneo del año y sensaciones encontradas. Hubo de todo. Momentos muy buenos, secuencias de birdies poderosas y también algunos errores puntuales que han evitado estar más arriba, pero de los que también de aprende para el futuro.
El torneo se jugó en formato Pro-Am en tres campos diferentes de California: TPC Stadium Course, Nicklaus Tournament Course y La Quinta Golf. El golfista de Barrika firmó cuatro tarjetas de 71 (QG), 66 (NC), 70 (SC) y 72 golpes (SC).
La producción de birdies de la semana ha sido más que satisfactoria. Nada de lo que preocuparse. Rahm se marcha del complejo de La Quinta con veinte birdies en su haber, una magnífica cosecha de cinco por vuelta. El borrón del torneo fueron los errores. Durante las cuatro días cometió dos dobles bogeys y siete bogeys, en muchas ocasiones inducidos por las ganas de hacer resultado cuanto antes y verse arriba en los campeonatos.
Su mejor día fue en el Nicklaus Course. Vuelta de libro. Hizo 66 golpes con seis birdies y ningún bogey. Inmaculado. En la última jornada salió a por todas, a meterse arriba, buscando el top ten, pero el inicio fue muy malo. En el hoyo 5 marchaba cuatro arriba a causa de dos bogeys y un doble bogey. Sin emabrgo, lejos de bajar los brazos, Jon apretó los dientes y firmó un magnífico parcial de cuatro menos en los siguientes trece hoyos para acabar al par y remontar en esas tres horas de juego casi treinta posiciones. Una lucha que tuvo recompensa.
En cuanto al juego, lo mejor de la semana fueron los hierros. Rahm cazó muchos greenes en regulación. Fue el decimoquinto mejor del torneo. Buenos números. Desde el tee hubo sombras y luces.
El balance es bueno teniendo en cuenta que era el primer torneo del año. Hay que rodarse en competición. Esta semana tendremos una nueva cita. Jon disputa al Farmers Insurance Open en el recorrido de Torrey Pines, en San Diego.