No fue la semana soñada en Shinnecock Hills. Jon Rahm ha fallado el corte en el US Open tras entregar una vuelta de 78 golpes el jueves y otra de 77 el viernes.
El golfista de Barrika no logró sacar su mejor versión frente a las duras condiciones del recorrido de Long Island. Desde el tee y, especialmente con los hierros a green, no anduvo tan fino y preciso como suele ser habitual, y eso en este tipo de campos con una preparación extrema se paga muy caro.
Simplemente, ha sido una semana en la que no han salido las cosas, aunque la actitud ha sido excelente. Jon no bajó nunca los brazos y lo siguió intentando, incluso cuando el corte se había puesto ya inalcanzable. Lo cierto es que el jugador español no consiguió encontrar un momento en el que apoyarse para crecer en el torneo. Le faltaron aciertos, ya que el putter tampoco ayudó como hace falta en escenarios de este calibre.
Por ejemplo, en la segunda ronda no logró ningún birdie, algo realmente extraño en su carrera. De hecho, desde que es profesional, ésta es la tercera ronda en la que se queda sin hacer ningún birdie, las otras dos fueron en el Memorial Tournament del año pasado y en el PGA Championship de Quail Hollow.
Es el segundo corte que falla en los grandes. Se une al del US Open de Erin Hills el año pasado. El balance, aún así, es más que positivo. Ha jugado ocho grandes y ha estado el fin de semana en seis de ellos.
En cualquier caso, no queda otra que pasar página, aprender todo lo que se pueda esta semana y pensar ya en el futuro. La próxima cita será el Open de Francia del European Tour, que se juega en el mismo campo que acogerá a finales de septiembre la Ryder Cup.
Pese a la lógica decepción por el resultado, Rahm no se lame las heridas. Mira hacia adelante. “También fallé el corte en el US Open el año pasado y después gané el Open de Irlanda y fallé en Valderrama y acabé el año venciendo en Dubai. No pasa nada, es golf, una semana mala, nada más”, asegura. Aviso a navegantes.