Jon Rahm va a jugar esta semana su duodécimo Major. Disputa el PGA Championship en el mítico recorrido de Bethpage Black, en Nueva York.

Las constantes vitales del jugador de Barrika no pueden ser mejores, no en vano ganó el último torneo que jugó, el Zurich Classic, formando pareja con Ryan Palmer.

Eso sí, aquella película y ésta tienen muy poco que ver. Casi nada, de hecho. Bethpage es una auténtica bestia. El campo es muy largo y muy complicado. Hay muy pocos pares 4 en los que puedas pegar de dos un hierro corto y en alguno, como en el 7, el propio Jon ha tenido que pegar madera 5 durante la ronda de prácticas. Ni los más viejos del lugar recuerdan algo así. 

Las lluvias han hecho que los greenes estén receptivos, pero por contra el rough está prácticamente injugable. Es una aventura tratar de meter un hierro 5 o 6 en la hierba alta. Lo normal es que no la muevas. Por esto mismo, Rahm tiene claro que esta semana hay que tener mucha paciencia. Más que nunca, seguramente. Aquel jugador que intente hacer algo más de la cuenta con un golpe difícil, se puede meter en problemas serios.

Lo normal es que la victoria en el torneo esté en torno a cinco bajo par, por lo que la clave será minimizar al máximo los posibles errores. Los pares son buenos esta semana y, sobre todo, evitar los números altos. El bogey es un lujo que se puede permitir en Bethpage. El doble bogey es ya un problema serio.

Rahm juega por primera vez en Bethpage y ya ha tenido tiempo de darse cuenta de que será un reto mayúsculo, algo que por otro lado le motiva muchísimo. No hay que olvidar que ya fue cuarto en el PGA del año pasado, la última vez que se jugó en agosto.

Jon saldrá a jugar jueves y viernes en uno de los partidos estelares del PGA, junto a Dustin Johnson y Jordan Spieth.

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